Comentario
En 1121, y por primera vez en al-Andalus, se levantaron los cordobeses contra la administración almorávide. Se habían alzado por desmanes cometidos por gente del entorno de Ibn Ruwada. Alí tuvo noticia de lo ocurrido y, juzgando grave la situación, pasó a al-Andalus para enfrentarse con la rebelión, y ante su ejército se dirigió a Córdoba, acampando en sus afueras. Los alfaquíes cordobeses salieron a entrevistarse con Alí, tan devoto de ellos, para explicarle las razones de la justa rebelión; y apoyado por una fetua o dictamen de éstos, Alí reconoció la razón de los cordobeses y acabó por perdonarles. Esta revuelta era el primer chispazo de un fuego latente que encendió el ánimo de los andalusies.En septiembre de 1125, Alfonso I el Batallador salía de Zaragoza para realizar una profunda y prolongada incursión por Levante y Andalucía, pasando por las regiones de Valencia, Alcira, Denia, Murcia, Granada hasta llegar al mar por Vélez-Málaga. Esta audaz expedición, que duró más de un año, y que en su retirada recogió una parte considerable de cristianos mozárabes hostigados, causó gran sorpresa a las autoridades almorávides y les obligó a restaurar las fortificaciones de al-Andalus. Entonces los gobernadores tuvieron que ordenar más impuestos, lo que provocó tumultos y reclamaciones. Estas alteraciones y el descontento iban creciendo día a día, mientras los almorávides continuaban su defensiva contra el avance cristiano. El monarca aragonés aspiraba a la conquista del Levante y en particular de Valencia, sobre la que soñaba hacer una base de partida para una cruzada en Oriente; se apoderó de Cella (1127) y de Molina de Aragón (1128) para asegurar los puestos fronterizos que le permitieran aventurarse de nuevo hacia Valencia. Emprendió, en 1129, una campaña hacia Levante venciendo a los almorávides en el Campo de Cullera.En el impulso de la victoria, Alfonso I siguió ocupándose de los enclaves orientales como Mequinenza (1132) Escarpe (1135) y de allí fue el Batallador, que había logrado sus triunfos sobre los almorávides desde la conquista de Zaragoza, a cercar Fraga, donde fue vencido y derrotado en julio de 1134 por el emir Yahya ibn Ganiya, uno de los mejores generales almorávides y destacado personaje en la historia final de la dinastía lamtuna. Dos meses después de la batalla de Fraga, murió Alfonso I, que luchó contra los musulmanes durante los treinta años de su reinado (1104-1134). Le sucedió su hermano Ramiro II el Monje; éste y el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona continuaron la empresa de Alfonso I, conquistando las demás plazas de la Marca Superior y de Levante como Tortosa (1148) y Lérida (1149).